Hoy, sábado por la mañana, hemos estado paseando por el centro de la ciudad. La calle larga, llena de gente, la plaza del arenal, los bares,,,todo bullía como siempre.
No pudimos evitar pensar que no hace ni veinticuatro horas habiamos estado en el funeral de una amiga, de 38 años, que falleció a causa de una infección generalizada en el final de un malogrado embarazo de cuatro meses.
Todo se precipitó y nada se pudo hacer para salvar su vida.
Ya sabemos que la vida es un soplo, ya sabemos que no estamos aquí para siempre, que todo tiene un final, pero no pudimos evitar pensar que, ella no está y Jerez y el resto del mundo sigue igual. La vida sigue y solo la lloran las personas que la querían.
No podemos evitar darle vueltas a la cabeza y acordarnos de su marido, de sus hijos, de sus amigos que son muchos de ellos compartidos. En fin, que Inma descansa en paz el sueño de los justos y la vida sigue. La música suena en la calle larga, los bares siguen sirviendo cervezas y copas de vino a gente desconocida, la ciudad continúa su ritmo diario y festivo en fin de semana, y no paramos de pensar que la vida es cruel y que no nos damos cuenta que todo seguirá igual cuando no estemos. Hay quien dice que el ser conscientes de nuestro final es el precio que el ser humano tiene que pagar a cambio de ser un ser inteligente, cosa que no le pasa a los animales. El saber que tenemos que morir es el precio por la inteligencia. No se, pero hoy no podemos ni siquiera sonreir. La vida puede escaparsenos en un suspiro,,,,,y todo seguirá igual. Solo nos llorarán nuestros allegados.
