domingo, 8 de abril de 2007

PONCIO PILATOS ES JEREZANO O JEREZANA


EDITORIAL DE INFORMACION JEREZ 08/04/2007


Responsabilidad e irresponsabilidad política


Una de las consecuencias del cese de todos los delegados del PSA por parte de la alcaldesa, Pilar Sánchez, era que el PSOE sabía que se iba a quedar en minoría y que la oposición, en la que ya se debe incluir a la formación andalucista, iba a ser especialmente dura en este tramo final de la legislatura.

Era un peligro asumido, en parte porque, pese a que es el momento de marcar distancias de cara a las elecciones, siempre se supone que los partidos tienen un grado responsabilidad que debe imperar sobre los intereses netamente electoralistas.

Sin embargo, la línea entre la responsabilidad y la irresponsabilidad es demasiado leve para algunos y la tentación de dejar en evidencia a un oponente ha imperado sobre el sentido común, como se ha visto en el consejo de administración de Cirjesa (empresa que gestiona el Circuito de Jerez), donde PSA y PP, cada uno por un motivo muy distinto, decidieron bloquear el acuerdo con FCC para el pago de la deuda.

Podría ser aceptable este juego político si por medio no estuviera que ante esta actitud la empresa constructora pueda llegar a embargar los bienes del Ayuntamiento y de la GMU para poder cobrar. Y eso, se diga lo que se diga, es un ejercicio de irresponsabilidad política, porque aquí no se está haciendo daño a un partido político, sino a una ciudad, sin olvidar que de confirmarse los peores augurios y el juez decretara seguir con el proceso de embargo esta actuación repercutiría directamente sobre el que gane las próximas elecciones municipales, por lo que es como echar piedras al propio tejado.

Pero peor es aún comprobar los argumentos de cada formación para oponerse a este acuerdo. Desde las filas del PSA, ese partido al que tanto le está gustando últimamente dar lecciones de ética y de experiencia política, se aseguraba que siempre habían estado en contra –lo que es cierto– y que siempre han abogado por aprovechar el patrimonio del propio circuito para obtener el dinero para pagar. Al margen de que siguen apostando por el ladrillo para lograr cualquier solución, ocultan deliberadamente que esta posibilidad no es factible hasta que no esté aprobado el nuevo Plan General y no se pueda recalificar esos terrenos que tanto interés tienen en vender para construir urbanizaciones de lujo y hoteles de alto standing.

Es decir, que son capaces de todo si con eso logran dañar a los socialistas y de paso forzar la aprobación de ese PGOU que está paralizado por la Junta por sus propios fallos.

Peor puede ser la postura del PP, que literalmente se equivocó al votar, al pensar que el voto de calidad del presidente valía para sacar adelante la votación cuando no es así. Por eso votó en contra y ahora, salvo que se convoque un nuevo consejo, ve cómo su voto se vuelve contra él por su grave error, tal vez provocado por su ansia de dejar en evidencia al PSOE, sin calibrar con la serenidad que se le debe suponer sus consecuencias.

Por todo eso, resulta triste comprobar cómo los intereses partidistas imperan sobre el bien común, que es la ciudad, y sólo cabe esperar una mayor responsabilidad de una oposición que está para construir y no sólo destruir.